Atro­pe­llo

Nues­tro go­bierno ha con­se­gui­do dos hi­tos his­tó­ri­cos: el pri­me­ro, po­ner de acuer­do —en su con­tra— a una bue­na par­te del elec­to­ra­do pen­san­te de iz­quier­da y de­re­cha; el se­gun­do, que yo mien­te la po­lí­ti­ca abier­ta­men­te en es­te blog.

Nues­to go­bierno quie­re apro­bar una ley que cons­ti­tu­ye el ma­yor atro­pe­llo a la li­ber­tad y los de­re­chos fun­da­men­ta­les de to­da la de­mo­cra­cia, só­lo su­pe­ra­da por el frus­tra­do gol­pe de es­ta­do de fe­bre­ro de 1981 y la fra­ca­sa­da Ley Cor­cue­ra, más co­no­ci­da por la Ley de la pa­ta­da en la puer­ta.

No so­lo es una ley mons­truo­sa por lo que sig­ni­fi­ca, —que en la prác­ti­ca cual­quier web po­drá ser ce­rra­da si la co­mi­sión crea­da al efec­to lo con­si­de­ra opor­tuno— sino por el agra­vio com­pa­ra­ti­vo que su­po­ne pri­mar un su­pues­to de­li­to (con­tra la pro­pie­dad in­te­lec­tual) fren­te a la in­men­sa ma­yo­ría del res­to de ellos. Y di­go su­pues­to por­que las webs de en­la­ces, que son las su­pues­tas víc­ti­mas de la nue­va ley, has­ta el día de la fe­cha han ga­na­do prác­ti­ca­men­te to­dos los jui­cios a los que se han vis­to sometidas.

No en­tro a va­lo­rar nues­tras le­yes de pro­pie­dad in­te­lec­tual, ni el su­pues­to pro­ble­ma de las des­car­gas, por­que ya me he sa­li­do bas­tan­te de la lí­nea edi­to­rial de mi blog. Pa­ra eso hay mi­les de fo­ros más pre­pa­ra­dos y ame­nos. Pe­ro a lo que no es­toy dis­pues­to es a que pi­so­teen y ame­na­cen mis li­ber­ta­des con el pre­tex­to de que su in­dus­tria se hunde.

Cuan­do to­dos sa­ben que la in­dus­tria real­men­te se hun­de ha­cien­do co­sas co­mo es­ta.

Y si quie­ren más in­for­ma­ción pue­den leer es­to.

Comentarios

Capitan dice:

No me ca­be du­da de que es un atro­pe­yo, ¿pe­ro el ma­yor?, re­cuer­do la ley del abor­to, y la de .…, pe­ro cla­ro, eran bar­bas ajenas.

Chor dice:

En cuan­to a la ley del abor­to, mon ca­pi­tai­ne, vd. me co­no­ce y sa­brá lo que pien­so de ella. En ese ca­so se tra­ta­ba (la an­ti­gua) de una des­pe­na­li­za­ción, no de una le­ga­li­za­ción, aun­que la nue­va ya sea es­pe­cí­fi­ca­men­te una le­ga­li­za­ción en to­da regla.

Me ha pi­ca­do lo de las bar­bas aje­nas. Por ra­zo­nes que no vie­nen al ca­so (no voy a con­tar mi vi­da en in­ter­net), soy una de las per­so­nas más be­li­ge­ran­tes que pue­de Vd. echar­se a la ca­ra en con­tra del abor­to, y no pre­ci­sa­men­te por mo­ti­vos re­li­gio­sos, sino pri­mor­dial­men­te éti­cos. Has­ta que al­guien ten­ga las na­ri­ces de de­mos­trar (y con de­mos­trar me re­fie­ro a cien­tí­fi­ca­men­te) que el abor­to no es la ani­qui­la­ción de un ser hu­mano —con to­das las le­tras— que ade­más es­tá indefenso.

Lo que ocu­rre es que, pri­me­ro, no quie­ro ha­cer de es­te blog ex­pre­sión de mi idea­rio. Va so­bre cien­cia y fu­tu­ro, y me de­di­co a ex­po­ner mis pen­sa­mien­tos, o lo que sea, so­bre ese cam­po, y no so­bre otros. Lo con­tra­rio se­ría con­fun­dir a los lec­to­res. Ade­más hay mu­chos otros fo­ros en los que se dis­cu­te el te­ma, por gen­te más pre­pa­ra­da y de ca­rác­ter exclusivo.

En se­gun­do lu­gar, sí me ha­go eco de lo que ocu­rre en la red y con­cier­ne a in­ter­net, ya que es el me­dio en el que publico.

Y por úl­ti­mo, y más im­por­tan­te, por­que nos en­con­tra­mos an­te una ley que per­mi­te la po­si­bi­li­dad de cer­ce­nar li­ber­ta­des fun­da­men­ta­les. Y por­que abre las puer­tas a fu­tu­ros atro­pe­llos. Hoy el co­man­dan­te Chá­vez ha ce­rra­do una te­le­vi­sión. Ésas tam­bién son bar­bas ajenas.

Un abra­zo. En­can­ta­do de de­ba­tir, si se tercia.

kukufate dice:

Lo que es­ta cla­ro es que si se sa­len con la su­ya, es­ta­ran fre­nan­do la li­ber­tad de to­do un pais y cuan­do es­to ocu­rre, en vez de de­mo­cra­cia, se la lla­ma­ra dic­ta­du­ra. y de eso ya tu­vi­mos 40 años aqui. es tris­te que to­do lo que se ha con­se­gui­do con la de­mo­cra­cia se pier­da por «ha­cer­le una gra­cia» a un gru­po de ami­gue­tes. No me im­por­ta de­cir­lo. yo les he vo­ta­do siem­pre des­de que ten­go edad pa­ra ha­cer­lo y tam­po­co me im­por­ta de­cir que no pien­so ha­cer­lo nun­ca mas. a par­tir de aho­ra vo­ta­re al par­ti­do mas des­co­no­ci­do y «ma­tao» que en­cuen­tre so­lo pa­ra que mi vo­to no les va­ya a ellos.

kukufate dice:

Por cier­to, se me ol­vi­da­ba de­cir­lo. Me apues­to aho­ra mis­mo una ce­na por to­do lo al­to a que si en­tra­mos en ca­sa de al­gun mi­nis­tro de los que de­fien­den es­ta ley o in­clu­so del pre­si­den­te del go­bierno, en­con­tra­mos pe­li­cu­las, li­bros, dis­cos o pro­gra­mas ba­ja­dos de la red. ¿ellos no cuentan?

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