[…] un amor geo­mé­tri­co de la si­me­tría y el or­den era «el sis­te­ma», un in­te­rés in­fa­ti­ga­ble y fe­bril por las más in­sig­ni­fi­can­tes fa­ce­tas de la bu­ro­cra­cia co­ti­dia­na era «la la­bo­rio­si­dad», la in­de­ci­sión cal­cu­la­da era «la cau­te­la» y la ter­que­dad cie­ga en con­ti­nuar por un ca­mino erró­neo era «la determinación».

—Isaac Asi­mov: «Fun­da­ción e Im­pe­rio», 1952

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