Aunque probablemente nadie haya leído este blog todavía, diré que tuve la mala suerte de inaugurarlo el día de la muerte de Arthur C. Clarke. Así que lo primero que me vi obligado a hacer (moral y temáticamente) fue incluir un post necrológico, crear una categoría llamada obituario y darme con un canto en los dientes por no tener nada más agradable que escribir para la ocasión.
Tengo un cuaderno en el que he estado escribiendo durante un par de meses; sobre lo que es un blog, qué es lo que quiero contar, montones de temas que se me han ido ocurriendo y lo más importante: nada listo para escribir. Así que decidí postear «cualquier cosa» para vencer la pereza que da el papel en blanco, y dejar para más adelante las filosofías y las intenciones del blog.
Como he estado bastante ocupado en general, y en particular eligiendo un tema (me refiero al aspecto visual de WordPress) y modificándolo, ha pasado casi una semana desde esas primeras entradas, que respondían más a la necesidad de ver algo escrito, un poco de vida, que a una idea previa sobre lo que publicar.
Hace un par de años tuve abierto un blog que me pareció interesante, en su momento, sobre el 40 aniversario de Star Trek (serie que supuso mi reencuentro con la ciencia ficción, tras quince años de exquisita dedicación a la cultura más refinada y reconocida) que se quedó en agua de borrajas, después de dos posts fallidos (uno de ellos, curiosamente, un obituario, qué cosas). De aquel blog, el miedo a que éste fuera mas de lo mismo: un par de semanas diseñándolo y otro par de ellas empleado en dejar que se muriera.
La idea principal de esta página, por no pecar de monográfico, como ya me pasó entonces, estaba clara: vamos a hacer un blog de ciencia ficción. Toma castaña. Por no ser concreto me he pasado de la raya. ¿Qué ciencia ficción? ¿Toda? ¿Estamos locos? Como si no hubiera ya decenas (por consolarme; hay cientos de blogs dedicados a la ciencia ficción, coño, busca en Google, es gratis).
Entonces es cuando me acojono ante la inmensidad del tema (y del universo, por seguir la línea editorial), tiro el cuaderno al váter, mi hosting y la reserva del dominio con él (y con sus euros correspondientes), y me encuentro ante la disyuntiva de cerrar el chiringuito, a tiempo de que nadie lo lea, o bien escribir esto que escribo, y por lo menos tener un post más, que ya son cuatro, y a ver qué viene después.
Como véis, triunfó la segunda opción. A pesar de mi personalidad dual tímido-entusiasmada, creo que aguantaré por lo menos un par de entradas más, sobre todo porque he conseguido recuperar mi cuaderno del inodoro, y algo de lo que tengo escrito me irá dando ideas sobre cómo encauzar esto.
Mientras tanto, he conseguido que la persona que me reinició en la ciencia ficción, que dicho sea de paso, sabe una barbaridad, sea coeditor de este invento, con lo que a lo mejor esto se convierte en algo legible, y si Dios quiere, ameno. Y si vosotros queréis.