En septiembre de 2017 un descubrimiento definitivo convierte la energía en ilimitada y gratuita. La situación genera una escalada tecnológica que acelera la exploración espacial en un tiempo récord, al tiempo que tensiona las relaciones diplomáticas globales provocando una guerra mundial que deteriora hasta el límite el ecosistema terrestre. De repente, toda la ciencia ficción del final del siglo XX se hace posible.
Categoría: Extractos mínimos
Extractos mínimos (XI)
Cuando partieron en aquellas enormes naves generacionales repletas de gente, lo hicieron con un sentimiento encontrado: estaba la seguridad de la supervivencia, y también la certeza de que los nietos de sus nietos se estrellarían sobre aquel planeta azul y exuberante ciento noventa y cinco mil años antes.
Extractos mínimos (X)
Había tiempo y había lugares, pero el gran error de la última civilización del universo fue ignorar que lo era.
Extractos mínimos (IX)
Boston, 2660. Científicos del MIT publican en Entertainment Weekly el descubrimiento del siglo: el homo sapiens es un animal completamente irracional cuya conciencia es un organismo parásito. Desgraciadamente, es imposible conocer la procedencia y las intenciones del ente, ya que solo es realmente consciente de sí mientras pasa de un cuerpo a otro tras la muerte del huésped. Los defensores de la reencarnación, entonces, comienzan una encarnizada guerra mundial contra los partidarios del alma, que culmina en la desaparición de la especie humana y la parasitación de los hongos que, dentro de lo que cabe, son más numerosos y pacíficos.
Extractos mínimos (VIII)
Estaba abstraído, hablando los demás a mi alrededor. Miré a la mesa cercana, a los ojos de ese hombre, luego a los de su acompañante; después a la mesa opuesta y a la de atrás. Yo los veía a todos y al momento me ví a mí: yo era todos.
Extractos mínimos (VII)
Un día montones de círculos negros poblaron los cielos de todo el mundo. Se habían ido. Fue entonces cuando descubrimos que realmente no sabíamos hacer nada, y volvió la Era de las Tinieblas.
A Douglas Adams
Extractos mínimos (VI)
Arovac volvió a bajar otra vez para convencerse. Estuvo varios meses en su piso alquilado de París. Le gustaba París porque tenía un poco de todo, y un poco más de naturaleza, aunque fuera un poco caro. El dinero no era importante pero le parecían un poco inmorales aquellos precios, conociendo como conocía a la raza.
Les había tomado cariño, con el tiempo. Pese a su brutalidad, a su avaricia. Había conocido ejemplares brillantes, con los que apenas se había aburrido. Pero se le acababa el tiempo y no era posible recuperarlo. Se había interrumpido el programa lunar hacía más de un cuarto de siglo y la siguiente visita no estaba prevista para antes de diez años. No podía intervenir, pero se resistía a creer que la raza entera tiraba la toalla, ahora que los rasgados habían tomado partido.
Sus órdenes eran estrictas. Muchos sistemas que observar y muy pocos observadores. Llevaba más de treinta años en la investigación y los resultados eran bastante decepcionantes. «Sistema cerrado para contacto; civilización embrionaria. Suspender observación y contacto indefinidamente.» Arovac subió y se despidió silencioso del azul, preguntándose lo que habría ocurrido si aquel Apolo 18 hubiera despegado. Pasarían milenios antes de volver.
Opiniones
La opinión es un borrador de la verdad propia, y como tal debe estar sometida a constante revisión, si la búsqueda de la verdad existe en uno mismo. Esa es la que respeto. Si uno deja de buscar la verdad y convierte la opinión en certeza, desprecia esa búsqueda en los demás y en sí mismo. Esa nunca la respetaré.
Extractos mínimos (V)
Da un poco de grima viajar más rápido que la luz. Es como si mides mil millones de kilómetros de alto y mueves los dedos de los pies. No los puedes ver, pero los mueves. Esto es igual, pero con tu yo completo: tú viajando tan tranquilo, y mientras tanto cenas con tu mujer el sábado. No es ubicuidad, pero se le parece mucho…
Extractos mínimos (IV)
Antonio Jesús Buendía, físico teórico de la universidad de Gales, descubrió por casualidad, mientras leía a Platón y escribía un artículo sobre una n‑brana, el verdadero significado del tiempo. Lo malo del asunto es que no podía transmitirlo a nadie; era completamente inexplicable. Murió loco, el pobre.
Lógica
El universo se divide en dos clases de seres: los que se reencarnan hacia adelante en el tiempo y los que lo hacen hacia atrás. A los primeros les gusta la historia, y a nosotros, la ciencia ficción.
Actualización. Puedes entender mejor este post si antes lees esto.
Extractos mínimos (III)
Feeli Pkadik descubrió el método para retroceder en el tiempo en 2234. Su padre, el conocido científico Marson Pkadik, había probado empíricamente la posibilidad de plegar el espacio para los viajes estelares, pero también que un viaje temporal hacia adelante, digamos, era inviable.
Digo esto porque el abuelo de Feely, Ateraï, también físico, postulaba en 2165 la ley de simultaneidad de la velocidad, por la que la materia viajaba sobre el tiempo (o viceversa) a la velocidad de la luz. Así, no era posible a la materia «adelantarse» a sí misma, ya que no podía viajar más rápidamente que la luz. Esto último había sido descubierto por el padre de Ateraï, Feeli Joli Pkadik, en lo que llamó empirización Einstein-Joli, que no decía nada nuevo sobre la Teoría de la Relatividad, pero resultó que la demostraba.
El caso es que el aburrimiento en el siglo XXIII era un mal endémico (prácticamente el único) y Feeli decidió jugar un poco con su nuevo descubrimiento. El juego era el siguiente: buscar el artefacto tecnológico más antiguo que pudiera encontrar y enviarlo al pasado más antiguo en el que alguien pudiera comprenderlo. (Feeli no era tan idiota como para viajar él mismo; había leído toda la ciencia ficción de los últimos dos siglos). El envío fue un teléfono de 2011 (con manual de instrucciones) a una oficina de la NASA de 1959.
Feeli se dejó a sí mismo instrucciones, por precaución: antes de enviar el artefacto, mandaría a su escritorio un ejemplar de la Summa Technologica Universalis y una explicación de lo que había pasado.
Resultó que el bucle causado por Feeli había sido traumático.
Poner un avance tecnológico cuarenta años antes de su fecha había significado un adelanto de dos décadas en la historia científica original. Eso resultó en que el método lo descubrió Marson, no Feeli; pero Feeli recibió puntualmente las explicaciones y la Summa. Y decidió seguir jugando. Le había gustado el resultado. Feeli, Marson, Ateraï, Feeli, Joli. A cada noticia del bucle que recibía Feeli, el juego era más inquietante. Hasta que un antepasado de Feeli recibió en su despacho de la NASA en 1959 un artefacto que unos pocos años después le hizo descubrir el método para retroceder en el tiempo.
Para ese momento, Feeli no era todavía Dios, pero tendía a infinito. Unos cuantos bucles más. Era divertido.
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Extractos mínimos (II)
El cronohistoriógrafo cuántico Londo Viga repasaba minuciosamente la prensa escrita prenoosférica, especialmente la crónica taurina, cuando, antes de promulgar su Tercer Teorema, fue asaltado por una duda que marcaría su posterior investigación:
Un torero zurdo… ¿es un siniestro ?
Extractos mínimos (I)
El primer luminauta. Nielnieh Trebor, después de todas las pruebas a las que había sido sometido antes de la partida, se disponía a emprender la expedición. El primer hombre que viajaría más rápido que la luz. En un instante lo entendió todo; muchos miles de años después, cuando llegó, aún no había salido.