Pagaré con gusto un viaje en el tiempo —en el preciso momento en el que la máquina esté disponible— a todos esos nostálgicos de épocas pasadas que por supuesto no han vivido. Con una sola condición: no traerlos de vuelta hasta que podamos oír sus súplicas y sus lamentos desde allá donde se encuentren.
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Búsqueda y la Luna
Leo http://rrose.espacioblog.com/post/ 2010/02/28/langjokull, de un blog que me fascina; también la poesía y la pintura y la música me cautivan, no crean. Pero no es este su blog.
Lean la entrada que les digo. Después ya vuelven y seguimos.
A mí me cuesta respirar; enviar el Claro de Luna a la Luna y escuchar lo que devuelve. La música de los glaciares. Tocar o reproducir agua en un disco, o hielo. Vuelvo a citar a Snaut (del Solaris de Lem) cuando dice «[…] no queremos otros mundos, sino un espejo…» tenemos hombres y mujeres, buenos y honestos artistas, buscando desesperadamente un espejo. Manifestando la incapacidad, la terrible incapacidad moderna de crear. La imitación llega hasta el extremo risible de buscar la respuesta en el espejo, con la esperanza de que el espejo nos devuelva nuestra imagen deformada, transformada o incompleta, grotesca o repugnante, porque al menos será distinta, y con suerte, sorprendente.
¿Es necesario ese desasosiego, esa continua necesidad de llenar galerías o auditorios con experimentos que lo único que descubren es la angustia del creador sin creación?
La poesía es algo tremendamente difícil, tanto como la pintura, o la música. Y no hace falta decir que más difícil es vivir de ellas. Quizá por eso algunos buscan que la luna les haga su trabajo. Yo, por mi parte, que llevo un mes sin nada que decir, también elijo la Luna para acabar con mi sequía: está en el espacio, un día aterrizamos allí. Cada uno la usa para lo que le apetece. Qué cerca está.
La mayor decepción del siglo
Como pueden leer en esta entrada de Wired, Obama acaba de cancelar el programa Constellation. En 2020 no habrá nadie en la Luna. Estoy desolado, y no es de broma. Cada día me siento más ajeno al género humano. Que lo vistan de lo que sea, que lo justifiquen diciendo que es lo mismo que hace cincuenta años. Lo que hay que hacer es llegar, y quedarse, como debían haber hecho hace cuarenta. Sigo convencido de que hoy nos cantaría otro gallo. Mejor.
Esto sí que es un acontecimiento planetario, Pajín.
Al menos queda la empresa privada, o eso dice el Presidente. Desde este momento deposito mis esperanzas en Virgin Galactic.
Lógica
El universo se divide en dos clases de seres: los que se reencarnan hacia adelante en el tiempo y los que lo hacen hacia atrás. A los primeros les gusta la historia, y a nosotros, la ciencia ficción.
Actualización. Puedes entender mejor este post si antes lees esto.
Dónde estarán…
Carlos Giménez, Alfonso Font y Josep María Beá. Yo empecé a leer sus comics en 1982. Dani Futuro, Cuentos de un futuro imperfecto y En un lugar de la mente. Pioneros de la ciencia ficción española, del buen cómic español y de historias maravillosas que se acabaron a final de los ochenta. Cuesta horas encontrar su rastro en internet. No sus biografías, ni sus obras, publicadas en todos sitios; cuesta encontrar qué hacen o qué no, quizás porque ya quieren ser anónimos, a lo mejor porque lo que les dio la fama ya no existe. En el año de Iron Man o Hulk, cuando los americanos saben darle su sitio al cómic, en España ni Dios se acuerda de tiempos tan gloriosos como difíciles. Franceses, italianos, belgas e ingleses veneran a sus dibujantes, pero aquí solo tenemos a Mortadelo y Filemón. Quién se acuerda de Enric Sió, Adolfo Usero, Luis García, Antonio Hernández Palacios, Manfred Sommer, Hidalgo, Victor de la Fuente. Así nos va.