Leo http://rrose.espacioblog.com/post/ 2010/02/28/langjokull, de un blog que me fascina; también la poesía y la pintura y la música me cautivan, no crean. Pero no es este su blog.
Lean la entrada que les digo. Después ya vuelven y seguimos.
A mí me cuesta respirar; enviar el Claro de Luna a la Luna y escuchar lo que devuelve. La música de los glaciares. Tocar o reproducir agua en un disco, o hielo. Vuelvo a citar a Snaut (del Solaris de Lem) cuando dice «[…] no queremos otros mundos, sino un espejo…» tenemos hombres y mujeres, buenos y honestos artistas, buscando desesperadamente un espejo. Manifestando la incapacidad, la terrible incapacidad moderna de crear. La imitación llega hasta el extremo risible de buscar la respuesta en el espejo, con la esperanza de que el espejo nos devuelva nuestra imagen deformada, transformada o incompleta, grotesca o repugnante, porque al menos será distinta, y con suerte, sorprendente.
¿Es necesario ese desasosiego, esa continua necesidad de llenar galerías o auditorios con experimentos que lo único que descubren es la angustia del creador sin creación?
La poesía es algo tremendamente difícil, tanto como la pintura, o la música. Y no hace falta decir que más difícil es vivir de ellas. Quizá por eso algunos buscan que la luna les haga su trabajo. Yo, por mi parte, que llevo un mes sin nada que decir, también elijo la Luna para acabar con mi sequía: está en el espacio, un día aterrizamos allí. Cada uno la usa para lo que le apetece. Qué cerca está.
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