Como contaba en uno de los primeros posts de este blog, anteriormente dejé morir otro, que dediqué al cuarenta aniversario de Star Trek. En ese momento (agosto de 2005) Enterprise acababa de ser cancelada, Rick Berman estaba aún al frente de La Franquicia y un tal Erik Jendressen había escrito un borrrador de ST: XI. A finales de ese año Paramount iniciaba los contactos con J. J. Abrams para el relanzamiento de la saga, que no se harían públicos hasta abril de 2006, con un rumor publicado en Variety. La noticia fue oficial el 15 de julio de ese año.
Como decía, en agosto de 2005 comencé ese blog, «De vuelta a Roddenberry», con un artículo que creía haber perdido tras borrar todo vestigio de aquella bitácora, y que acabo de encontrar en un archivo de texto perdido, limpiando mi disco duro. Era un artículo necrológico, que precedía además, por desgracia, a los obituarios de James Doohan y Brock Peters, muertos ese verano.
En un tono melancólico bastante inusual, imaginé, como Ron Moore, que ST había acabado para siempre y que los fanfilms, y en especial ST: NV (nunca me había equivocado tanto, como ya conté aquí), recogerían el testigo de los universos de Roddenberry, Piller, Behr, Moore y Coto (hay que hacer justicia). Lo que está claro es que me equivoqué.
Como ilustración, reproduzco a continuación aquel artículo, para el que le interese y a modo de autohemeroteca.
8.9.1966 †13.5.2005
Estamos asistiendo inermes a la muerte de Star Trek. Por abandono o por cansancio. Pero, ¿veremos su entierro?.
Recordemos que a Kirk tuvieron que matarlo un par de veces para que el personal se hiciera a la idea. Primero lo hicieron estallar y después lo despeñaron por un risco. Cuanta saña. A Sisko, por lo menos, lo dejaron calentito con los Profetas, quién sabe si lo sacarán algún día. Se cepillaron además a Spock, a Tasha Yar, a Data, a Jadzia Dax, a alguno más que no nombro o no recuerdo y a un sinfín de alféreces gafados, pero pese a quien pese, lo que sí es seguro es que La Franquicia se las pinta sola para resucitar a diestro y siniestro. La cuestión es si será capaz de resucitarse a sí misma, al más puro estilo Fénix, por segunda vez en cuarenta años.
Por recordar la cronología, el 8 de septiembre de 1966, «The Man Trap», el sexto filmado de los 79 episodios de la Serie Original de Star Trek, se emitió por primera vez en la cadena NBC. El 3 de Junio de 1969, «Turnabout Intruder» cerró la emisión de la serie en su tercera temporada. A partir de aquí, se inicia la emisión ininterrumpida de la serie en los Estados Unidos y en todo el mundo, y tras una fallida serie de animación, en 1979 se estrena «Star Trek: The Motion Picture», a la que siguieron nueve películas y cuatro series de televisión durante los siguientes 26 años.
Ningún espectáculo audiovisual, ni siquiera Star Wars -para mí La Guerra de las Galaxias, que es como se llamaba en 1978-, ha generado y desarrollado jamás un universo tan extenso y complejo dentro de la ciencia ficción. No hablemos del universo económico que Paramount ha conseguido; la marca más rentable del cuadrante desde el Soylent Green. Pero las mediciones de audiencia USA han sido implacables con Enterprise desde su segundo año de emisión, hasta que lo que todo el mundo esperaba se produjo. La cancelación. El primer año desde 1987 sin nueva «Star Trek: algo» en la tele.
Hemos asistido desde hace unos meses a debates encontrados: desde los más radicales seguidores de TOS KillEnterprise.com a las extrañas y nunca esclarecidas andanzas de TrekUnited, desde los rumores de renovación de Enterprise, hasta la posible Star Trek XI, cuyo primer borrador parece haber sido entregado ya a los ejecutivos de Paramount. El caso es que todas las webs con noticias fresquitas sobre ST ya han dejado de tenerlas y se limitan (no es crítica; no pueden hacer otra cosa) a mantenernos informados sobre las convenciones y los periplos diversos de los actores de la saga.
¿Hay esperanza? Quizá ST no esté muerta, ni se esté muriendo, como escribió Ron Moore en un emocionante artículo del pasado febrero: «Trek goes back to the fans». Parece que sí, que ha vuelto a las manos de quienes realmente pueden resucitar ST: sus fans. Y dando fe de esto ahí están producciones como Hidden Frontier, Starship Exeter y sobre todo New Voyages, que poco a poco siguen expandiendo el universo trek, parafraseando el capítulo de Futurama, where no fan has gone before.
Ya dejaremos para otro día la pregunta de cabecera: ¿Volvemos a Roddenberry?
Como postdata, recomiendo vivamente la lectura del artículo citado de Ron Moore. Es realmente bueno, y demuestra el cariño que aún conserva por la serie a la que contribuyó tanto. Y a modo de conversión al optimismo, he de decir que, al margen de lo que haga Abrams, ST sigue y seguirá vivita y coleando, con esa suerte de trascendencia que otorga la memoria, eso sí, de los fans.
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