La tecnología había conseguido la realidad virtual perfecta. El cuerpo mantenido indefinidamente mediante su reparación y conservación continuas. La experimentación de todos los placeres conocidos por tiempo ilimitado. La materialización de todos los sueños imposibles. Dinero, sexo, poder sin fin. El ejercicio indistinto y arbitrario de la tiranía o de la misericordia. Transcurrido un período suficiente de tiempo, daba igual que aquella realidad se llamara paraíso, infierno o cadena perpetua.
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