El fi­nal

Ha­blar del fi­nal de Battles­tar Ga­lac­ti­ca es ha­blar de mu­chas co­sas. En pri­mer lu­gar, es ha­blar del fi­nal de una de las me­jo­res se­ries de la his­to­ria. Si vi­vie­ra en los EEUU, eso se­ría to­do. Co­mo vi­vo en Es­pa­ña, un país don­de el de­por­te na­cio­nal es des­co­jo­nar­se del pró­ji­mo, has­ta es más di­ver­ti­do es­cri­bir so­bre las cir­cuns­tan­cias que ro­dean la emi­sión que so­bre la pro­pia serie.

Co­mo mu­chos ya sa­bréis, los úl­ti­mos diez epi­so­dios de Ga­lac­ti­ca (se­gun­da par­te de la cuar­ta tem­po­ra­da, in­te­rrum­pi­da por la huel­ga de guio­nis­tas) ter­mi­na­ron de emi­tir­se en Es­ta­dos Uni­dos el pa­sa­do 22 de mar­zo. En Es­pa­ña la pri­me­ra par­te de la tem­po­ra­da se vio de oc­tu­bre a di­ciem­bre de 2008, mes en el que sa­lió a la ven­ta el pack DVD con los diez ca­pí­tu­los y «Ra­zor», la pe­lí­cu­la que ha­ce de puen­te con la ter­ce­ra temporada.

Des­de di­ciem­bre, pues, en Sci­Fi Es­pa­ña no ha ha­bi­do no­ti­cia al­gu­na so­bre la emi­sión del res­to de la se­rie. Bueno, sí. Han pues­to los diez pri­me­ros ca­pí­tu­los otra vez. Aca­ba­da la re­po­si­ción, na­da. Ni una no­ti­cia en la pá­gi­na web. Na­da de nada.

Sci­Fi Es­pa­ña es­tá gas­tan­do su (ya es­ca­so) tiem­po y el de sus es­pec­ta­do­res en se­ries que en USA lle­van ya tiem­po can­ce­la­das. Has­ta es­tán or­ga­ni­zan­do una Gi­ra del Co­che Fan­tás­ti­co. Dios. 

Sci­Fi la ve­mos los fri­quis. Los fri­quis te­ne­mos in­ter­net, y a la se­ma­na de no te­ner no­ti­cias de la se­rie ya ha­bía­mos ba­ja­do y vis­to los diez ca­pí­tu­los que nos fal­ta­ban. Ha­bía fri­quis que a las ocho ho­ras de emi­tir­se en Es­ta­dos Uni­dos ya ha­bían ter­mi­na­do los subtítulos.

Ami­gos de Sci­Fi Es­pa­ña; sa­be­mos que los es­pec­ta­do­res os im­por­ta­mos una mier­da. Sin du­da. Lo que pa­sa aho­ra es que vo­so­tros aho­ra tam­bién nos im­por­táis una mier­da. So­bre to­do cuan­do no ha­céis fal­ta en ab­so­lu­to. Yo ya he vis­to mi se­rie. Vo­so­tros se­guid a lo vues­tro, que así os lu­ce el pelo.

En el pró­xi­mo post, ha­bla­ré de Ga­lac­ti­ca. Lo prometo.

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